15.Abr.03
Chico PlayStation

Simple y llanamente era el mejor para los videojuegos.

No había nadie en el barrio, en la zona, en la ciudad que pudiera ganarle un solo juego, ni siquiera cuando él mismo decía (insana modestia, tal vez) que había cometido errores garrafales.

Alguien le avisó de un concurso nacional y no se inscribió. Espero paciente hasta que terminara y entonces retó al campeón.

En cinco minutos lo destrozó.

Día y noche utilizaba su máquina de videojuegos. La escuela, la familia , los amigos, la vida...todo se depreciaba ante el valor que había tomado para él su PlayStation2.

El invitado incómodo, el sedentarismo, le llevó de regalo enfermedades cardiovasculares y una pésima alimentación, por lo que pronto el Chico PlayStation tuvo que jugar en el hospital.

Una mañana la enfermera lo encontró muerto, con uno de los controles aferrado a su mano derecha.

En la máquina de pulso se alcanzaba a leer a duras penas el epitafio perfecto: Game Over.

Zelig